MQ-9 Reaper armado con bombas laser y misiles hellfire (USAF Photographic Archives) |
Las nuevas
guerras tendrán un alto componente digital. Serán para algunas Fuerzas Armadas
-Estados Unidos principalmente- como una especie de videojuego, en el cual
aparecería para las fuerzas enemigas el típico letrero de “game over” una vez que sean eliminadas.
En algunos
casos, los soldados u operadores pueden estar situados a varios cientos de
kilómetros, cómodamente en una oficina con aire acondicionado, sin más estrés que
cumplir la misión asignada, pero sin temer que una bala o una esquirla lo mande
al otro mundo.
Dentro de este
escenario, que es medianamente nuevo, los aviones o helicópteros no tripulados
tienen especial trascendencia. Ya las Fuerzas Armadas no necesariamente tendrán
que contar con una aeronave de superioridad aérea que garantice su supervivencia
en el campo de batalla; ahora tendrán además que tener su enjambre de vehículos
no tripulados que sirvan en un sinfín de misiones.
Israel y los
Estados Unidos han sido los primeros que vieron la importancia de los UAV (Unmanned
Aerial Vehicle, vehículo aéreo no tripulado por sus siglas en inglés). Los
norteamericanos, primero como vehículos de reconocimiento de campos de batalla
o sitios potencialmente enemigos, luego como aviones armados de ataque directo.
Los israelíes lo utilizaron además como falsos blancos que activaron la defensa
antiaérea Siria, durante el conflicto ocurrido en el valle de Beca, en el
Líbano (1982).
Ahora, la multiplicación
de fábricas de estos drones es exponencial. Y la necesidad de cada fuerza armada,
también. La primera tarea es para recabar información de inteligencia sobre el
enemigo. Los drones pueden ser de tamaño minúsculo o iguales a un avión; llevar
cámaras, sensores, radares. Todo lo necesario. La información recolectada se
transmitiría en tiempo real al centro de comando y control. Si el avión es
derribado, no se pierde un piloto, ni tampoco la data recolectada. Varios informes
señalan que más de 70 países cuentan con este tipo de tecnología en sus unidades
militares.
La nueva
capacidad añadida es que pueden llevar armas, llámese cohetes, misiles o bombas
de caída libre o guiada por láser. Estados Unidos le está sacando máximo
provecho a esto. En África, los estadounidenses está acabando con líderes de Al
Qaeda a bombazo limpio desde UAV armados –llámese predators o reapers- que
operan desde la recién inaugurada base de estos aparatos en Níger o, según algunos
informes no confirmados, desde una base secreta para este tipo de aviones en
Arabia Saudita. Reportes de varias ONG estadounidenses señalan que se han realizado más de
300 de estos ataques.
Estos mismos
aparatos son usados para apoyar las operaciones del Ejército francés en Mali. Y
desde ya, los galos han expresado su necesidad urgente de tener más de estos
artilugios en su arsenal de combate.
En Venezuela, se
está desarrollando un modelo denominado Harpía. Recientemente se detectó una
aeronave vinculada al narcotráfico mediante uno de estos aparatos (del cual no
se mencionó el modelo). Rusia ha ofrecido varios de sus tipos a la Fuerza
Armada.
El futuro es hoy. Estados Unidos se encuentra
inmerso en todo un debate nacional, porque el Gobierno quiere autorizar la
utilización de drones en labores de vigilancia doméstica de sus ciudadanos.
Algo a lo cual se oponen algunos invocando el derecho a la privacidad. Obama prometió más transparencia en el uso de los drones, pero la duda de la
población está allí. Incluso, se acaba de crear una medalla para premiar a los
pilotos de UAV que se distingan en sus misiones.
Dentro de la parte
tecnológica, ya los enlaces satelitales permiten conectar al operador y su
joystick, con el UAV en cualquier parte del globo. Y no solamente serán
aeronaves –helicópteros y aviones- no tripulados, sino tanques, submarinos, barcos
y hasta soldados robots, que sin mucho problema con la ética y la moral dentro
de un campo de batalla (que ya de por si es prácticamente inexistente) maten a
todo aquel que se le atraviese. Todo con un operador que diría cuando termine
su misión: “game over”.
2 comentarios:
Hola. Algo que se me ocurrio al leer es que entonces quien logre una tecnologia capaz de cortar la comunicacion entre los aviones y el centro operativo tiene la ventaja? Y mas aun si inventan radares que emitan alguna senal o algo para que la informacion no se transmita? Parece algo sacado de una pelicula de ciencia ficcion. Excelente articulo.
Si. La idea es "hackear" la señal del avión y su centro de comando y control. Irán, mostró meses atrás un drone estadounidense al cual le fue interceptada su señal y "obligado" a aterrizar. Gracias por su comentario en Drones: el futuro llegó
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