La
Segunda Guerra Mundial –se podría decir- fue el inicio de un cambio tecnológico
en lo que respecta a la tecnología bélica. Los alemanes desarrollaron, no
solamente una estrategia de guerra que se impuso brutalmente a los aliados en
las primeras de cambio de esta gran confrontación, sino lograron notables
avances tecnológicos que fueron contrarrestados ya al final del conflicto por
su contraparte.
Sin
embargo, varios aviones desfasados u obsoletos (pero necesarios en algunos
casos) lograron escribir su propia historia, en este caso para los ingleses
primordialmente. En un primer momento, estas anacronismos había sido desechados
o por lo menos menospreciados.
Se
trata –en nuestro caso- de dos aeronaves que comparte una característica en
común: eran biplanos. Se trata del Gloster
Gladiator y del Fairey Swordfish.
Un
gladiador en la arena oriental
El Gladiator, que apenas sobrepasaba los
400 Km/h de velocidad, no fue enviado a
la primera línea de combate durante la Batalla de Inglaterra, que dejaría páginas
doradas para los Spitfire y Hurricane. En cambio, fue mandado a
Egipto a luchar contra los italianos en una arena de combate pareja: biplanos
contra biplanos.
Los
pilotos ingleses tomaron ventaja de sus colegas italianos, que volaban los Fiat
CR32 y CR42. En este teatro de operaciones, uno de los pilotos más
destacados por parte de los británicos fue Peter Wykeham-Barnes, quien obtuvo la
mayoría de sus 17 victorias en el Gladiator.
Sin
embargo, fue el surafricano Marmaduke Pattle el máximo exponente del Gladiator, con 15 lauros. Al final de la
II Guerra Mundial, Pattle obtuvo un total de 51 victorias y fue –además del
máximo piloto dentro de la Commonwealth-
el mejor aviador en Hawker Hurricane,
con 35 derribos.
Al
final de la confrontación se habían producido 747 Gladiators, incluso una versión naval. Portugal lo mantuvo en vuelo
hasta 1953, sin importarle que ya en 1944 fuera retirado por la mayoría de sus
usuarios.
Fue
adquirido por Australia, Bélgica, República
China, Egipto, Finlandia, Francia, Grecia, Iraq, Irlanda, Letonia, Lituania, Noruega,
Portugal, Sudáfrica, URSS, Suecia, e Inglaterra.
El Gladiator supo escribir su propia
historia y al final no paso desapercibido dentro del grupo de los aviones
ingleses que intervinieron en la II Guerra Mundial.